HISPANIA ROMANA
Hispania Romana
En el año 19 a. C., tras doscientos años de guerra de conquista, Augusto terminó con las últimas resistencias de astures y cántabros. Comenzó entonces
un largo periodo de paz en el que se produjo la unificación política del territorio peninsular, la imposición de la Lex romana, la multiplicación del modelo ciudadano y la absorción de las élites indígenas que gobernaban en
nombre de Roma y propagaban su cultura. Hispania quedó definitivamente
integrada en el Imperio Romano.
Poder y sociedad
El discurso de la Hispania romana comienza con la presentación de los elementos que Roma utilizó para consolidar su dominio sobre los territorios
conquistados e integrarlos en la nueva estructura del Imperio. Siete piezas
simbolizan cada uno de esos aspectos: la ley, el ejército, las infraestructuras,
las nuevas tecnologías, la lengua, la religión y la moneda.
La explotación de los recursos naturales de Hispania fue el objetivo de la
conquista romana y una indispensable fuente de riqueza para el Imperio. Las
principales actividades se muestran en la vitrina de la derecha: la minería, la
agricultura intensiva del trigo, vino y aceite, y la explotación de los recursos
marinos.
La sociedad hispanorromana, representada a través de retratos de hombres
y mujeres, era un complejo mosaico en el que convivían poblaciones indígenas con gentes venidas de otras zonas del Imperio. Los pactos de hospitalidad y las relaciones de patronazgo establecidas entre ellos facilitaron la
convivencia. En la vitrina se muestran algunos documentos legales en bronce
que sellan estos acuerdos.
La ciudad hispanorromana
La ciudad es la base de la organización territorial y administrativa de Hispania. Se rige por leyes, como las de Osuna y Salpensa, y otras normas legales
que se exponen en placas de bronce a la vista pública.
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Retrato de Lucio





